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Por Luis Zuta Dávila
Ayacucho es una de las regiones más importantes del Perú y un destino turístico por excelencia que posee una sólida identidad cultural que enorgullece a su población y a nuestro país en su conjunto. A propósito de la celebración del 484 aniversario de fundación de la ciudad de Huamanga, capital de la región, cabe preguntarse ¿Cuáles son los aspectos que distinguen a los ayacuchanos y fortalecen su identidad?
A continuación, repasamos los atributos más relevantes que identifican a los ayacuchanos y fortalecen su identidad y bien ganado prestigio.
Ayacucho es la capital de la artesanía peruana
Ayacucho es reconocida, con merecida justicia, como la Capital de la artesanía peruana, pues 16 de las 19 líneas artesanales que existen en Perú se practican en esta región. Su estructura económica, cultural y comercial se basa en el sector artesanal y moviliza a cientos de creadores y artistas que difunden a través de los célebres retablos, el tallado de piedra de Huamanga, la cerería, la cerámica, las tablas de Sarhua, entre otras destacadas líneas artesanales, las tradiciones y valores de la región.
Estas expresiones del arte ayacuchano son herencia de saberes ancestrales que se remontan a Pikimachay (más de 10,000 años a.C.) donde habitaron los primeros pobladores del Perú, y que alcanzaron un gran desarrollo durante la cultura Wari (600-1000 d.C.), que forjó el primer imperio andino en Perú, con su capital en Ayacucho, y cuyo legado cultural fue la base del posterior desarrollo del imperio inca que dominó gran parte de Sudamérica.
Estos saberes ancestrales, enriquecidos con el aporte del mestizaje cultural a partir de la conquista española, contribuyen actualmente a preservar el sentido de pertinencia, transmitir y compartir los conocimientos de acuerdo a su contexto cultural y mantener una relación armónica en el ámbito social y con la naturaleza.
El reconocimiento a Ayacucho ha trascendido el ámbito nacional y por ello, en noviembre de 2019, fue distinguida como Ciudad Creativa de la Unesco y obtenida en su primera postulación, un meritorio galardón que contribuye a visibilizar la importancia que tiene la creatividad y la cultura como ejes para el desarrollo ayacuchano.
Cabe destacar que Ayacucho es, con casi 40 galardonados, la región que más ganadores tiene en el reconocido concurso Premio Nacional Medalla Joaquín López Antay, que destaca la trayectoria, arte y aporte cultural de los artesanos peruanos.
Lo mismo ocurre con el Premio Nacional Amautas de la Artesanía Peruana, otorgado por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo al amparo de la Ley del Artesano y la Actividad Artesanal, en el que Ayacucho lidera con más de 15 premiados la lista de ganadores desde su primera edición en el año 2000.
Entre los artesanos ayacuchanos reconocidos destacan Alfonso Sulca Chávez, Víctor Flores Gutiérrez, Máximo Laura Taboada, Jesús Urbano Rojas, Mamerto Sánchez Cárdenas, Julio Gálvez Ramos, Primitivo Evanan Poma, Teófilo Araujo Choque, Gedión Fernández Nolasco, Manuel Gómez Sauñe, Sergio Pillaca Merlo, Agustín Alarcón Chávez, entre otros grandes exponentes.
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Música ayacuchana
Existe un consenso en sostener que la música ayacuchana es poesía cantada y hecha melodía y se constituye en el alimento del alma, pues en cada una de sus letras y ritmos se reflejan vivencias, sentimientos y etapas que marcan nuestras vidas: amor, desamor, arraigo a la madre tierra y al legado que tiene Ayacucho, donde nace el Perú.
Entre los más preclaros exponentes de la música ayacuchana destacan los maestros Raúl García Zárate y su hermano Nery García Zárate, Jaime Guardia, Manuelcha Prado, Edwin Montoya, entre otros; y más recientemente los hermanos Rodolfo y Diosdado Gaitán Castro, Max Castro, Ángel Bedrillana, Carlos Prado, la agrupación Antología, Uchpa, los hermanos Ayvar, los dúos Ayacucho, Retama, Romances, entre otros.
Patrimonio Cultural de la Nación
Ayacucho es uno de los departamentos del Perú con mayor número de expresiones del patrimonio cultural inmaterial declaradas Patrimonio Cultural de la Nación. Entre estas destacan festividades como la celebración de la Semana Santa (la más apoteósica y concurrida del Perú), el Carnaval Ayacuchano, la Fiesta del Agua, la Festividad de los Reyes de Cangallo; y prácticas ancestrales como El Chaccu.
Asimismo, bailes emblemáticos como la Danza de Tijeras, Llameritos de Chumpi, Chimaycha con chinlili, Pum pin fajardino, Atipanakuy navideño; expresiones artísticas como el arte de la cerería, la producción del Retablo, el tallado en piedra de Huamanga, la cerámica de Quinua, la pintura tradicional de Sarhua, el arte textil de La Apascha, el tejido del tapiz ayacuchano, la obra artística del amauta Joaquín López Antay, entre otras expresiones artísticas ayacuchanas.
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En Ayacucho se consolidó la independencia
El Perú y Ayacucho celebrarán, el próximo 9 de diciembre, el bicentenario de la gloriosa batalla de Ayacucho que consolidó la independencia de Sudamérica. La pampa de Ayacucho, ubicada en el actual distrito de Quinua, fue el histórico escenario en el que, hace 200 años, el Ejército Unido Libertador del Perú, al mando del general Antonio José de Sucre, se enfrentó a las tropas realistas, consiguiendo una victoria que selló la gesta emancipadora de nuestro país y de Sudamérica, lo que determinó el fin del dominio español en la región.
El protagonismo de Ayacucho en el proceso emancipador fue clave y evidencia de ello fue la participación de heroicos patriotas que lucharon y dieron sus vidas por la independencia, como los próceres María Parado de Bellido, Basilio Auqui Huaytalla, entre otros.
Fervor religioso y Semana Santa
El fervor religioso de los ayacuchanos es otro de sus sellos característicos y ello se expresa en celebraciones emblemáticas como la Semana Santa, la más apoteósica y multitudinaria del Perú, donde se manifiesta la profunda fe y devoción cristiano católica de la población. Otras festividades religiosas importantes en el calendario católico son el Corpus Christi, la Fiesta de las Cruces y la Navidad.
Otra evidencia del remarcado catolicismo ayacuchano es su arquitectura expresada en los 33 templos construidos en la ciudad de Huamanga a partir del siglo XVI con la conquista española y que adquieren protagonismo especialmente en la celebración de la Semana Santa. Varios de ellos han sido declarados Patrimonio Cultural de la Nación.
Costumbres y tradiciones
El prodigioso acervo cultural ayacuchano se evidencia también en la celebración de numerosas festividades costumbristas, algunas de ellas declaradas Patrimonio Cultural de la Nación, entre las que destacan el Carnaval Ayacuchano, que expresa una tradición que ha sido conservada no solamente como sentimiento festivo, sino como una propuesta testimonial de la creatividad andina (indígena y mestiza) y que expresa un tributo a la Pachamama, por la maduración de las sementeras y por tener un carácter ritual.
También destaca la Fiesta del Agua o Yaku Raymi, que rinde tributo a la importancia de este recurso vital y fundamental para la actividad agropecuaria y la economía de las comunidades; el Chaccu, forma ritual de rodeo, captura y esquila de vicuñas, así como una práctica cultural de manejo que se remonta a la época preínca consistente en circundar extensas áreas de la pradera altoandina, con un cerco humano que con música, cantos, gritos y movimientos las conducen hacia el corral para obtener su fibra, siendo después liberadas.
Otra festividad costumbrista importante declarada patrimonio cultural es la Festividad de los Reyes de Cangallo, que se celebra en esa ciudad y en la comunidad campesina de Yuraqyaku, ambas en la provincia de Cangallo, por ser una manifestación cultural que vincula elementos católicos y andinos como muestra de la convivencia cultural. Asimismo, por fortalecer lazos de solidaridad y consolidar vínculos al interior de la comunidad a través de la permanencia del sistema de cargos, la construcción de belenes y la continuidad de la danza Los Reyes. Finalmente, por contribuir al uso y trasmisión de la lengua quechua a través de villancicos y loas y por concertar el espacio privado con el público, todo lo cual promueve la memoria y la identidad de la población.
Del mismo modo, sobre la Feria del Señor de Lampa, que se celebra en la provincia de Páucar del Sara Sara, declarada Patrimonio Cultural de la Nación al formar parte de una importante serie de fiestas religiosas que recogen tradiciones de diverso origen y procedencia y contribuyen a la creación de un corpus cultural de gran riqueza, constituyendo un vehículo de la identidad colectiva regional ayacuchana.
Gastronomía ayacuchana
Otro de los aspectos que llenan de orgullo a los ayacuchanos es su variada y deliciosa gastronomía, representada por célebres potajes como:
Puca picante: Guiso hecho a base de carne de cerdo preparado en salsa de maní con papas y ají panca.
Patachi: sopa de trigo, tocino, carne y menestras.
Puchero: guiso preparado con frutas, garbanzo, yuca, camote, col.
Caldo de Mondongo: sopa preparada con vísceras de res o menudencias, culantro, maíz blanco.
Teqte: guiso elaborado con habas, ají, ajo, queso fresco, algas, alverjas, leche y huevos.
Pushla: sopa de cebada tostada y molida con hierbas, papas, huevos, alverjas y leche.
Hapchi o Qapchi: Ensalada preparada con queso fresco, papa arenosa, aceite, cebolla picada y ají amarillo.
Adobo ayacuchano: guiso de carne de cerdo, papas, cebollas adobada con ají y especias.
Entre las bebidas tradicionales o típicas de Ayacucho destacan el ponche, bebida preparada con maní; chicha de jora, de molle y de siete semillas.
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