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11:43 | Lima, abr. 11.
Por Luis Zuta Dávila
Como una de las cunas de la civilización mundial, Perú alberga en su vasto territorio importantes vestigios arqueológicos expresados en ciudades que evidencian el avanzado desarrollo urbano y conocimiento constructivo que alcanzaron las culturas originarias surgidas desde hace, por lo menos, 5,000 años antes del presente.
Edificadas con adobe en la costa y piedra en la sierra y selva, estas urbes precolombinas sorprenden al mundo por su formidable diseño y distribución del espacio, avanzada técnica constructiva, en muchos casos antisísmica, buen estado de conservación, resistencia a los impactos naturales y humanos, así como su notable capacidad para albergar a una numerosa población dividida en clases sociales muy definidas.
A continuación, veamos cuáles son las urbes prehispánicas más antiguas del Perú.
Ciudad Sagrada de Caral
Este sitio arqueológico se encuentra en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, región Lima. La Ciudad Sagrada de Caral es la manifestación más destacada de la Civilización Caral, la más antigua de América, debido a sus 5,000 años de antigüedad (3000-1900 a.C.), arquitectura monumental y desarrollo alcanzado por la sociedad que la edificó.
El sitio arqueológico ocupa un espacio aproximado de 68 hectáreas y está conformada por una zona nuclear con 32 edificios públicos y varios conjuntos residenciales, y dos zonas periféricas: una de ellas limita con el valle de Supe.
Antiguamente, en esta ciudad se realizaron actividades sociales, culturales y económicas en coordinación con las autoridades sociopolíticas de otros centros cercanos. La civilización a cargo creó vías de interacción interregional transversal y a larga distancia para intercambiar productos y bienes con sociedades de la costa, sierra y selva, en condiciones de paz, respetando las costumbres, ideologías e idiomas, y en completa armonía y respeto con la naturaleza.
La Ciudad Sagrada de Caral llama la atención por la monumentalidad de sus edificios piramidales, como el Edificio Piramidal Mayor, que tiene más de 29 metros de altura, ocupa más de 25 metros cuadrados y tiene una plaza circular hundida. Fue construida con plataformas superpuestas, hechas de piedras unidas con mortero de arcilla y grava. Sus salones y recintos los hicieron con quincha. Para los enlucidos y pintura aplicaron arcillas de diferentes colores: amarillo, blanco, rojo y beis.
Asimismo, en todos los depósitos constructivos pusieron «shicras», bolsas hechas de fibra vegetal llenas de piedras de diferentes tamaños, que le dio sismorresistencia a todas sus edificaciones. Colocaron verticalmente piedras de grandes dimensiones en los muros de la fachada principal, en las esquinas de las plataformas y en las escaleras de la plaza circular.
Los trabajos de investigación en la Ciudad Sagrada de Caral, realizados desde 1994 por la arqueóloga Ruth Shady Solís, directora de la Zona Arqueológica Caral (ZAC), se fueron intensificando y lograron identificar, entre en el valle de Supe y Huaura, a 25 asentamientos que habrían conformado la Civilización Caral.
De estos 25 lugares, 12 están siendo investigados en la actualidad por el equipo multidisciplinario de la ZAC: la Ciudad Sagrada de Caral (Patrimonio Mundial); Áspero, ciudad pesquera; y Vichama, ciudad agropesquera de Végueta, Huaura, estos tres abiertos al público.
También en Chupacigarro, El Molino, Piedra Parada, Era de Pando, Miraya, Lurihuasi, Allpacoto, Pueblo Nuevo y Peñico, para poder comparar ciudades, pueblos y aldeas, y conocer el complejo sistema social que hizo posible el precoz desarrollo de la Civilización Caral y su desarrollo de conocimientos en ciencia y tecnología.
En 2009, este principal centro urbano de la Civilización Caral, la más antigua de América, ingresó a la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco, confirmando su valor universal excepcional que debe ser protegido para beneficio de la humanidad.
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Ciudad Wari
Este sitio arqueológico ubicado en el departamento de Ayacucho fue la capital de la cultura Wari, desarrollada entre los años 600 y 1,100 d.C., y que se convirtió en el primer imperio andino.
Se localiza a 22 kilómetros al noreste de la ciudad de Ayacucho, a una altitud entre 2,600 y 2,900 metros sobre el nivel del mar y ocupa una extensión de 2,200 hectáreas, siendo una de las urbes más grandes del antiguo Perú.
Esta ciudad se edificó sobre una planicie en pendiente, entre las quebradas Pacaycasa y Taranayco, y presenta altas murallas que en algunos casos alcanzan los siete metros de altura. Está conformada por plazas, calles, plataformas y acueductos que conforman diversos sectores llamados «barrios». En el núcleo urbano central, que abarca alrededor de 400 hectáreas, se encuentran las principales edificaciones.
Las construcciones en la Ciudad Wari están hechas a base de piedra y barro revestidas de un enlucido fino, mayormente pintadas con colores rojo y blanco.
Entre sus estructuras urbanas se encuentran Vegachayoc Moqo, el Templo Mayor, Mongachayoc, Cheqo Wasi, Turquesayoc, Capillapata, Canterón, entre otras.
Entre ellas destaca Mongachayoc, un mausoleo construido con piedras finamente labradas que constituyen compartimientos orientados hacia un espacio central a una profundidad de 8 metros dentro una estructura arquitectónica en forma de letra D. Aquí también se descubrieron galerías subterráneas con techos formados por grandes bloques de piedra de una sola pieza y paredes recubiertas con lajas alargadas a manera de enchape, además de unos tubos labrados en piedras que se sospecha fueron usados para el transporte de agua a la ciudad. Las investigaciones arqueológicas indican que este lugar fue utilizado con fines funerarios dado que presenta mausoleos, galerías subterráneas, un patio hundido y fosas.
El sitio arqueológico Wari, declarado Patrimonio Cultural de la Nación, fue estudiado por desde inicios del siglo XX por notables arqueólogos peruanos como Julio César Tello y Luis Lumbreras, así como los estadounidenses John Rowe, Donald Collier, Gordon Willey y Wendell Bennett.
Desde 2011 hasta la actualidad, este sitio arqueológico viene siendo investigado por los arqueólogos José Ochatoma y Martha Cabrera, directores del Instituto Regional de Investigaciones Arqueológicas de Ayacucho y del Proyecto de Investigación Arqueológica Wari, que cuenta con el apoyo de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga.
Chan Chan
Ubicado a unos 5 kilómetros al noroeste de la ciudad de Trujillo, en el valle de Moche, este centro urbano capital del reino Chimú constituye la ciudad de barro más grande de América prehispánica. En 1986, Chan Chan fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Con una superficie original más de 20 kilómetros cuadrados, desde las proximidades del puerto de Huanchaco hasta el cerro Campana, los arqueólogos estiman que albergó a más de 100,000 personas. En su estructura se distinguen plazas, viviendas, depósitos, talleres, calles, murallas y templos piramidales.
Sus enormes muros están profusamente decorados con relieves de figuras geométricas, estilizaciones zoomorfas y seres mitológicos.
La historia de Chan Chan, capital política, administrativa y religiosa del Estado Chimú, se desarrolla entre los años 850 d.C. hasta 1470 d.C., abarcando un total de 650 años.
A continuación, conoce cinco claves sobre la ciudad de barro más grande de América prehispánica, declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1986.
El nombre Chan Chan, deriva de los vocablos «Jang-Jang» del idioma quingnam hablado por la civilización Chimú y que significa «Sol resplandeciente». Las crónicas españolas indican que esta denominación se debe a la gran exposición a los rayos solares por parte de la enorme ciudad, cuyos muros estaban cubiertas con láminas de oro que reflejaban la luz y le conferían un brillo notable que permitía divisar la ciudad desde lejos.
Chan Chan refleja el alto nivel de organización social, política, tecnológica e ideológica lograda por los Chimú, entre los siglos IX y XV de nuestra era, quienes imponían cánones simbólicos, estilísticos y tecnológicos a todas las etnias que se correlacionaban con ellos, a lo largo de un extenso territorio.
Chan Chan abarcó durante su máximo apogeo más de 20 kilómetros cuadrados, de los cuales, en la actualidad, solo se conservan 14 kilómetros cuadrados y comprende desde las proximidades del balneario de Huanchaco hasta el cerro Campana.
Esta gran urbe prehispánica está conformada por una zona nuclear estrictamente urbana de 6 kilómetros cuadrados, donde se ubican 10 conjuntos amurallados de gran tamaño, 35 conjuntos semi monumentales o unidades arquitectónicas, 6 pirámides, 4 extensos barrios populares y caminos ceremoniales que los interconectaban. Los otros 8 kilómetros cuadrados han sido definidos como la zona periférica, de carácter rural y donde se lucen pirámides, templos y caminos que conectaban la urbe con el resto del territorio, así como los famosos huachaques o unidades agrícolas en humedales.
Los arqueólogos estiman que Chan Chan albergó en su máximo apogeo a más de 100,000 habitantes. Cuando el inca Túpac Yupanqui sitió la ciudad en 1470 y destruyó los acueductos que le suministraban agua, la población se redujo a unas 10,000 personas.
Los muros de Chan Chan están hechos de cantos rodados de 50 centímetros de alto, que sirven de base para paredes de quincha (caña con barro), con techos del mismo material, soportados por horcones de madera. También las murallas estaban cubiertas con paneles de oro.
Se ha encontrado caña gadúa o caña brava que, llevada desde la cuenca del Guayas (Guayaquil, Ecuador) se utilizaba en las orillas del río Moche, donde su utilización está comprobada en los estudios arqueológicos de la ciudad de Chan Chan.
Asimismo, las ciudadelas fueron construidas usando muros de adobe sobre cimientos de piedra unidos con barro, más anchos en la base y angostos en la cima. Para construir pisos, rellenos de paredes, rampas y plataformas, se emplearon adobes rotos, junto con tierra, piedras y otros desechos. La madera se usó para hacer postes, columnas y dinteles. También se usó la caña, el carrizo y la estera. Los techos fueron confeccionados entretejiendo atados de paja.
Tacaynamo fue el primer rey chimú y se instaló en Chan Chan. Tuvo un hijo llamado Guacricaur, y este uno al que llamó Ñancempinco. Fueron diez los reyes de esta dinastía. El último, Minchancaman fue derrotado por los incas en 1470.
Uno de los elementos más representativos en los conjuntos amurallados son las audiencias, estructuras que poseen planta en forma de «U», cubiertas por un techo a dos aguas y que estaban conformadas por pozas, nichos, alacenas y hornacinas. Estaban asociadas a depósitos, se ubicaban dentro de patios abiertos asociados y se observa en ellas una decoración con frisos en alto relieve.
Las audiencias se construyeron sobre ofrendas propiciatorias, usualmente en las rampas frontales para poder acceder a ellas. De acuerdo con las investigaciones arqueológicas, pudieron haber cumplido una función administrativa de control y movimiento de bienes de élite, es decir como espacio de recepción de tributos. Tienen una gran connotación política y ceremonial, lo que las caracteriza como símbolos del poder mostrado en Chan Chan.
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Machu Picchu
La ciudadela construida en piedra es una de las obras maestras de la arquitectura inca, de gran importancia científica y cultural. Se localiza al noreste de la ciudad del Cusco, a 112.5 kilómetros de distancia por la línea férrea y a una altura de 2,340 metros sobre el nivel del mar.
Con un área de 32,302.5 hectáreas, esta edificación fue declarada, por Decreto Supremo 001-81-AA del 8 de enero de 1981, como Santuario Histórico. Protege la Llaqta o ciudadela inca, así como numerosos monumentos arqueológicos de gran valor histórico-cultural y representa el punto de encuentro entre los Andes y la Amazonía.
Según los historiadores, la ciudadela inca de Machu Picchu fue construida en el siglo XV por orden del inca Pachacútec y funcionó como centro administrativo y agrícola cuyas zonas de cultivo sirvieron para el sustento de sus habitantes.
Si bien las primeras referencias directas a Machu Picchu datan de 1902, cuando un grupo cusqueños visitó los vestigios de la edificación inca, fue Hiram Bingham, comisionado de la Universidad de Yale y de la Sociedad Geográfica Nacional de los Estados Unidos de Norte América, quien inició tras su llegada, en 1911, las investigaciones sobre la que consideró como la «última capital del imperio de los incas» y fue el principal divulgador de la existencia de Machu Picchu a nivel mundial.
Existen alrededor de 196 puntos turísticos dentro de la ciudadela entre complejos arqueológicos, plazas, templos, fuentes de agua, monumentos y residencias, todos entrelazados entre sí y con el entorno natural.
Al recorrer Machu Picchu se puede observar dos sectores bien marcados y divididos por un muro de aproximadamente 400 metros de largo. Uno orientado a fines agrícolas y otro con diseño urbanístico. El área agrícola se caracteriza por la presencia de terrazas o andenes que servían para el cultivo de diversos alimentos. Muy cerca a esta zona, se hallan algunas pequeñas viviendas que pudieron ser morada de los agricultores.
Por su parte, en el casco urbano se localizan la Residencia Real, caracterizada por su refinado diseño arquitectónico, mayor tamaño y mejor distribución estructural. También se puede apreciar la Plaza Sagrada, principal recinto ceremonial de la ciudad; el Intihuatana o reloj solar, un tipo de monolito de forma piramidal trunca; las Tres Portadas, un conjunto de edificios conformado por tres grandes portales; y el Templo del Cóndor, que habría tenido un uso ceremonial.
Si bien la principal vía de acceso actual a Machu Picchu es la vía férrea que parte desde la ciudad del Cusco, existen otras que pueden recorrerse a pie y que forman parte de la Red de Caminos Inca que unía a todo el imperio llamado Tahuantinsuyo.
Los tramos del Camino Inca que conducen a Machu Picchu y que son recorridos a pie y durante varios días por los turistas, sobre todo extranjeros, comienzan en el ubérrimo Valle de Urubamba y culminan en la ciudadela inca. Estas rutas no solo constituían caminos de peregrinación sino también vías comerciales.
Machu Picchu fue edificado entre dos fallas geológicas existentes en la montaña donde se asienta y pese a ello se mantiene firme al paso del tiempo. Los ingenieros y arquitectos incas hicieron posible una construcción sismorresistente considerada una proeza humana sin precedentes.
Hasta ahora sigue llamando la atención de todos cómo hicieron los incas para transportar las enormes y pesadas piedras procedentes del río Urubamba o Vilcanota y de otras canteras, subiéndolas por el escarpado y empinado camino hasta la cima de la montaña si no conocían la rueda, el hierro ni contaban con grandes animales de carga.
Otro misterio sin fácil respuesta es cómo hicieron los incas para instalar acueductos que transportan y abastecen el líquido vital a la ciudadela inca y que siguen funcionando en la actualidad.
Mediante un complejo sistema de canales, acueductos e innovadores sistemas de drenaje subterráneo los incas lograron abastecer de agua a la población de la ciudadela.
Kuélap
Esta ciudad fortificada, construida íntegramente con piedras, entre los siglos XI y XVI d.C., constituye la mayor herencia material de la cultura Chachapoyas y es, actualmente, el principal atractivo cultural y turístico de la región Amazonas y sigue cosechando reconocimientos a escala internacional.
Está localizada en la cima del cerro Barreta, en la parte alta del valle del río Utcubamba, en la provincia de Luya, a 3 000 metros sobre el nivel del mar y a poco más de 70 kilómetros al suroeste de la ciudad de Chachapoyas.
Este complejo posee una arquitectura circular que se extiende a lo largo de casi 600 metros y tiene como perímetro una muralla que en algunos puntos alcanza los 19 metros de altura.
Existen tres entradas que permiten acceder al corazón de la ciudad fortificada. En una de ellas los pasadizos van estrechándose hasta impedir que pase más de una persona a la vez, lo que facilitó la defensa de sus antiguos habitantes.
Sus colosales murallas y su compleja arquitectura interior son evidencias de su función como un conjunto monumental bien organizado, que incluye recintos de índole administrativa, religiosa, espacios ceremoniales y de residencia permanente. Los principales sectores de la ciudadela fortificada son:
Acceso principal
La entrada principal atestigua su uso para personajes de alto estatus, no solamente por su forma y detalles arquitectónicos, sino también por la ubicación de numerosos bloques de piedra en su construcción que fueron ornamentados con diversos símbolos de tipo religioso que incluyen rostros y animales míticos, serpientes y símbolos de profundo contenido religioso.
En este acceso se han mantenido los testimonios del proceso de crecimiento del sitio, incluyendo grandes capas de relleno que permitieron de manera sucesiva la extensión del acceso, tanto en altura como su crecimiento hacia el interior de Kuélap.
Templo Mayor
Es uno de los centros sagrados de mayor importancia para Kuélap. Este edificio, en la forma de un cono truncado invertido, tiene 13.5 metros de diámetro en su parte superior, en la cual se han registrado numerosas evidencias de ofrendas diversas en rituales complejos que incluyó el colocar huesos humanos dentro del recipiente interior, que se convirtió así en un gran osario.
Plataforma circular
Ubicada inmediatamente sobre la muralla sur del sitio, tuvo una función íntimamente vinculada con el Templo Mayor de Kuélap. En esta plataforma debió residir el personaje que tuvo bajo su responsabilidad el funcionamiento del templo. En el centro de esta plataforma hubo un osario semejante al que se registró en la parte superior y central del Templo Mayor.
Pueblo Alto
El Pueblo Alto se ubica en la parte norte y oeste del sitio y tiene una muralla que lo delimita y separa del resto del sitio arqueológico. Tiene tres sectores bien definidos, a los cuales se accede por dos lugares, uno que permite ingresar al sector norte y central y el otro que permite el acceso solamente al sector sur, de carácter básicamente residencial.
Sector Central
Según las investigaciones, este sector debió cumplir una función pública durante los últimos momentos de ocupación de Kuélap. Por esta razón, solamente cuenta con tres estructuras de formas cuadradas y rectangulares, de época inca, que se superponen a estructuras circulares más antiguas.
En el extremo sur de este sector se ubica una estructura cuadrangular muy destruida, que contenía numerosos entierros humanos primarios y secundarios. Este edificio debió tener un techo a dos o cuatro aguas. Debajo de ella hay evidencias de edificios más antiguos.
El Torreón
Edificio sólido de tipo ceremonial ubicado en el extremo norte del complejo arqueológico, forma parte del sector norte del Pueblo Alto y colinda con un abismo inaccesible hacia el lado oeste.
En la parte superior se encontraron centenares de piedras de naturaleza caliza.
Estas son las más antiguas y notables ciudades prehispánicas construidas en Perú, que se han convertido en destinos turísticos que atraen cada año a una multitud de turistas de todo el mundo que quedan asombrados con estas evidencias del gigantesco legado cultural que atesora nuestro país.
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