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andina.pe –
07:45 | Lima, abr. 7.
El heavy metal es considerado como uno de los géneros más firmes y arraigados en el mundo de la música, tanto que así que se ha convertido en una especie de estilo de vida. Como cualquier otro género musical, el metal, así a secas, tiene subgéneros, siendo uno de los más representativos el trash metal, corriente que puede decirse fue forjada por Megadeth.
La banda norteamericana demostró, precisamente, el arraigo que tiene el trash en sus fanáticos.
Lima, una ciudad multi musical (por llamarlo de algún modo) se rinde ante los acordes de una banda que reta al tiempo, a la historia y a la propia naturaleza.
Y es que este inacabable cuarteto inicia la parte sudamericana de su gira Crush The World Tour en nuestro país.
Ante poco más de 10,000 fanáticos, los liderados por Dave Mustaine demuestran que la edad solamente hace que lo genuino prevalezca y se manifieste de la mejor forma.
Mustaine es un guerrero, no solo de la música, sino también de la vida.
El transcurrir de sus días, una vorágine de acontecimientos, éxitos y batallas, queda plasmada en su performance sobre el escenario de Arena 1.
Ante los gritos de una fanaticada leal, el guitarrista y vocalista de la banda hace su aparición entre la penumbra de la noche y del escenario, el cual, pocos minutos después se alumbra para luego dar paso a los acordes del más puro trash que se haya escuchado.
El concierto se inicia con la brutal The Sick, the Dying… and the Dead!, para luego seguir con Dread and the Fugitive Mind, Devil's Island, un tema que Megadeth toca por primera vez en vivo desde 2014 y Hangar 18, uno de sus más renombrados clásicos.
Mustaine intercambia ideas, mira detenidamente al público, tiene una conexión con él, sabe de la fidelidad de quienes colman el Arena 1 y los trata con familiaridad. Recordemos que esta es la tercera vez que Megadeth visita el país.
Wake Up Dead, In My Darkest Hour, Sweating Bullets y Hook in Mouth siguen el repertorio. Los desgarros de las guitarras son perfectos para una noche de rock incontenible. Trust; Tornado of Souls, A tout le monde y We'll Be Back le dan ese toque lúgubre y a la vez vivaz al concierto que está en plena ebullición.
No podía faltar el himno Symphony of Destruction y el pogo se hizo brutal. La gente gritaba «Megadeth», «Megadeth», «Megadeth» durante la canción, dando fe de su veneración hacia la banda.
Peace Sells, Mechanix y Holy Wars… The Punishment Due cerraron un concierto para la posteridad, una posteridad que significa eternidad, como la de Megadeth, como la del trash, como la del metal.
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