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andina.pe –
11:33 | Lima, abr. 7.
Muchos padres de familia han normalizado el uso de celular en sus hijos pequeños para aplacar sus travesuras, eliminar su aburrimiento o evitar que interrumpan la labor de los adultos, creyendo que así los controlan. Lo que no saben es que, con esta práctica, pueden estar iniciando un problema de salud mental que quizá no puedan controlar en la adolescencia.
José Antonio fue internado en el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado- Hideyo Noguchi (INSM/ HD- HN) porque tuvo un arranque de violencia que puso en riesgo la vida de su papá. Este joven de 16 años no soportó que le prohibieran el uso de Internet en su casa.
Había señales de que algo andaba mal en él. José Antonio desayunaba, almorzaba y cenaba en su dormitorio para estar cerca de su computadora y así continuar con los juegos en línea que compartía con sus amigos porque la partida no podía detenerse hasta que se definiera un ganador. Comía poco y era arisco con sus padres, quienes pensaban que «ya se le pasará».
«Los juegos dejaron de durar una hora para superar los tiempos de cuatro hasta siete horas. Soñaba con ellos. Empezó a alejarse de su familia, a tener problemas de sueño, malas notas y a expresar irritabilidad con frecuencia. Hasta que un día su papá le puso límites y José Antonio no lo aceptó. Sus arranques de ira aumentaron, al punto que lo atacó con violencia en algunas oportunidades«, comentó el médico psiquiatra Alfredo Saavedra Castillo, director ejecutivo de Investigación, Docencia y Atención Especializada de Adicciones (Deidae) del citado instituto.
Control de emociones
En diálogo con la agencia Andina, el especialista explicó que el problema de José Antonio se gestó desde temprana edad cuando sus padres, creyendo que obraban bien, le prestaban sus celulares para que él jugara y luego, ya más grande, le permitieron usar el Internet fuera de sus horas de clase.
Cuando llegó a la emergencia psiquiátrica del INSM, el adolescente
ya sufría de ciberadicción por uso excesivo de juegos en línea. Él era parte de un equipo integrado por otros jóvenes de diferentes países y las competencias solo terminaban cuando había un ganador, por eso duraban muchas horas.
Otros adolescentes son adictos al TikTok, a páginas de sexo o de apuestas, precisó el especialista.
«Se fue involucrando al juego en línea de manera progresiva y después compulsivamente, fue dejando de lado sus responsabilidades, sus estudios, porque perdió el control, y como en cualquier adicción, cuando se les quita el objeto 'preciado', presentan cuadros de abstinencia, su conducta va cambiando de irritable a agresivo y luego a violento«.
¿Por qué prohibir antes de los 3 años?
Por eso, el doctor Alfredo Saavedra considera que por ningún motivo los padres de familia deben dar un celular conectado a Internet a su niño o niña menor de tres años. Es un riesgo, aseguró, porque en esta etapa de la vida el cerebro está en pleno proceso de maduración y continúa hasta los 18 años.
Durante ese tiempo el cerebro está inmaduro, las niñas, niños y adolescentes no tienen un freno natural de sus emociones y su capacidad de raciocinio se encuentra en desarrollo. Ante esta situación, apuntó, es fundamental que los progenitores o las personas que cumplen labores de cuidado los supervisen.
Ciberadicción normalizada
Sin embargo, existe un escollo: la ciberadicción aún no es percibida como un problema de salud mental. Los padres de familia toleran por años las malas conductas y llegan a las emergencias cuando ya no pueden controlar la situación.
Aunque no dio estadísticas, el especialista mencionó un estudio desarrollado por Devida y OPS en el 2012 para conocer a escala nacional la adicción de escolares de secundaria. La investigación reveló que el riesgo de adquirirla era del 23.6%, según la Escala de Adicción a Internet de Lima (EAI). La distribución por género fue casi similar: un 24.7% para hombres y un 22.6% para mujeres.
Otro estudio del 2016, el de Prevalencia y factores de riesgo de la conducta adictiva a Internet entre los adolescentes de Lima Metropolitana y Arequipa, desarrollado por la Universidad Católica (PUCP) y el INSM/ HD-HN con una muestra de 796 adolescentes de colegios, reveló que la prevalencia de riesgo de adicción fue del 16.2%, colocando a Perú en el segundo lugar después de España con un 21.3%.
Factores de riesgo
El director ejecutivo de Investigación, Docencia y Atención Especializada de Adicciones del INSM/ HD-HN destacó algunos factores de riesgo asociados a la ciberadicción.
Uno de ellos es el déficit de atención e hiperactividad (TDAH) porque quienes presentan este trastorno se caracterizan por tener conductas impulsivas. Si la familia no los supervisa, pueden ser proclives a consumir Internet en exceso.
Asimismo, si la niña, niño o adolescentes siente timidez, le cuesta relacionarse con sus compañeros y carece de habilidades sociales, puede ser presa fácil para el uso desmesurado de las diferentes páginas y aplicativos que se encuentran en Internet.
Pero si, además, el papá y la mamá trabajan fuera de casa y dejan a sus niños con una cuidadora que usa celular para «que estén tranquilos», las condiciones para una posible ciberadicción están dadas, refirió Saavedra Castillo.
«El control de las redes sociales a tempana edad es fundamental porque mientras más pequeños accedan a ellas mayores serán los riesgos, no deben ingresar solos a Internet. También es una tarea importante para los padres y cuidadores identificar cualquier problema de salud emocional, como hiperactividad, ansiedad o miedos porque son una puerta de entrada para la ciberadicción«, finaliza.
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