Aquel 18 de mayo de 2023 optó por no dar continuidad a un Antonio Rudiger imperial contra Erling Haaland, por usar a Toni Kroos como pivote con Aurelien Tchouaméni suplente y por no reforzar el centro del campo. Una apuesta que no pudo salir peor.
Goleada, eliminatoria decantada desde la primera mitad y un cruel final para la temporada en la Liga de Campeones tras un encuentro de ida de semifinales que acabó con un 1-1 en un resultado que hacía justicia al enfrentamiento entre dos gigantes.
«Jugamos sin coraje ni personalidad. Aspectos fundamentales en este tipo de partidos y nos faltaron en la vuelta. Fue un problema mental, pero también técnico. Nos presionaron mucho arriba y no encontramos soluciones», reconoció Ancelotti sobre aquel día en el Etihad a la vez que aseguró que intentarían evitarlo en la eliminatoria que arrancó este martes en el Santiago Bernabéu.
Un partido para el que su once titular no deparó sorpresa alguna, con Tchoauméni -quien se perderá la vuelta por sanción tras ver la tercera amarilla del curso en «Champions» en el minuto 2- ejerciendo de central en lugar del otro central al 100% sano -Éder Militao sale de una grave lesión de rodilla y solo ha jugado tres minutos contra el Athletic Club-, Nacho Fernández.
Decisión que señalaba al capitán del conjunto blanco, por un bajón de rendimiento en momentos puntuales esta temporada que incluso señaló el propio Ancelotti en rueda de prensa el pasado 30 de marzo.
Sin sorpresas en la alineación titular, pero sí en la disposición sobre el terreno de juego. Cambió Ancelotti a un 4-4-2 en el que, de nuevo, encontró la mejor posición para explotar a uno de sus jugadores determinantes: Rodrygo Goes.
Como lo hiciera con Jude Bellingham en esa punta del diamante en el centro del campo con la que inició el curso, y que pasadas varias semanas cambió para dar solidez al equipo.
Consciente de que Rodrygo llegaba en forma, tras un inicio del curso peleado con el gol, al haber anotado tres goles en los dos últimos encuentros -uno con Brasil y dos frente al Athletic-, y que su posición de más rendimiento está en la izquierda, le hizo su lugar.
Rodrygo actuó pegado a banda izquierda, el lugar habitual de un «Vini» que dio un paso al centro, aunque sin alejarse mucho de dicho costado, en una dupla que no pudo contrarrestar una defensa en cuadro y que, como apuntó Guardiola en la previa, tenía una baja clave en la ausencia de Kyle Walker en el lateral derecho.
Ni Manuel Akanji, con amarilla desde el minuto 37, ni John Stones supieron medir los cambios de altura y combinaciones de los atacantes brasileños del Real Madrid. De sus botas nació el 2-1 que culminó la remontada al tanto inicial de Bernardo Silva en solo 113 segundos, una efervescencia en el Santiago Bernabéu que recuerda bien el Manchester City de las semifinales de 2021.
Vini arrastró a Stones y Rodrygo picó al espacio. Imparable. Para poner un 1-2 que al término de la primera mitad se quedó hasta corto, ya que Rodrygo dispuso de dos disparos ante el guardameta Stefan Ortega y «Vini» otro que no se tradujeron el gol por falta de puntería.
Un poco acierto de cara al gol que estuvo a punto de pagar muy caro el Real Madrid, que se vio por detrás en el marcador, 2-3, en el minuto 71, pero que Fede Valverde se encargó de arreglar con el 3-3 en el 79.
Un tanto generado por otro cambio de Ancelotti, que buscó abrir más el campo cuando más sufría su equipo. Rodrygo al banquillo, Brahim Díaz al campo para jugar por el costado derecho y «Vini» volviendo a su lugar habitual, pegado al lado izquierdo.
Y de las botas del brasileño salió un centro tenso, medido, a la llegada de Valverde, que con un gran disparo puso el empate en el marcador.
Sin la victoria que tuvo durante 52 minutos en el marcador, pero Ancelotti sí que logró redimirse de los fantasmas de un partido de vuelta en Manchester de la pasada temporada que afrontará en las mismas condiciones: con un empate en la ida. Del 1-1 del 2022 al 3-3 del 2023.