El silencio se pintó de verde. La atmósfera es de paz y espiritualidad… «Este es un lugar de adoración», se lee al ingreso del lugar considerado la última morada de la Virgen María, muy cerca de los restos arqueológicos de Éfeso, en Turquía, adonde habría sido llevada por el apóstol san Juan a quien Jesús se la confió antes de morir en la cruz.
En la cima de una pequeña montaña se erige la
Casa de la Virgen María (Meryem Ana Evi en turco), a la cual llegan miles de turistas, sobre todo en fechas importantes del calendario católico como la Semana Santa. Incluso, durante la pandemia del
coronavirus (covid-19) arribaron visitantes, aunque en menor cantidad debido a las restricciones.
¿Y cómo se descubrió este lugar? El libro La vida de la Virgen María, publicado en el siglo XIX, da a conocer las revelaciones de la religiosa alemana Catalina Emmerich, quien, sin haber estado nunca en Turquía, describió con «sorprendente exactitud» la colina de
Éfeso —lugar inscrito por la Unesco como Patrimonio Mundial el 5 de julio del 2015— y la casa donde vio que transcurrieron los últimos años de la Virgen María.
A partir de ello se formaron dos expediciones científicas (1891) y al final de los trabajos se encontró el lugar y las ruinas, poco antes de 1900, tal cual las había descrito Emmerich, quien fue beatificada por Juan Pablo II en el 2004.
El primer papa en visitar esta morada turca fue Pablo VI (1967); luego lo haría Juan Pablo II (1979), quien dijo que el santuario es un lugar de peregrinación para los cristianos, y Benedicto XVI (2006).
Una capilla escondida en medio del verdor
Tras atravesar un largo camino lleno de árboles y vegetación, cuesta arriba, se encuentra casi escondida la capilla cruciforme (en forma de T), construida sobre los restos de la casa de la Virgen María de Éfeso.
En el recorrido se erige la réplica, pero a gran escala, de la imagen de la Virgen María que protege la modesta casa de la madre de Dios construida de piedra.
«Los fundamentos [cimientos] son de los siglos I y IV . Una parte del edificio es del siglo VII y la última restauración se realizó en 1951», dice la reseña histórica del lugar. Solo un cuarto central y otro a la derecha del altar, que habría sido la habitación de la Virgen María, están abiertos al público.
En el interior, sobre un altar, hay una pequeña imagen de la Virgen María sin manos y con la nariz quiñada. Sin decoraciones y apenas unas imágenes de la madre de Dios, el acogedor ambiente, impregnado de espiritualidad, invita a la oración. Sus cuidadores, los padres lazaristas, celebran misa todos los días.
El 'muro de los deseos'
Al culminar el recorrido por el pequeño santuario, los peregrinos descienden por una escalera para visitar la fuente del 'agua de María', a la que se atribuyen propiedades curativas y hasta milagrosas.
Muchos creen que el manantial que corre debajo de la Casa de la Virgen María está bendecido y posee el poder de curar.
Y unos metros más allá hay un extenso 'muro de los deseos'. Cualquier soporte es bueno para dejarle una petición o agradecimiento a la Virgen María: se observan servilletas, cartones, recibos y hasta envolturas de golosinas ante la falta de una hoja de papel.
La prueba de las Sagradas Escrituras
Se sustenta que el recinto fue la última morada de María en una «prueba derivada de las Sagradas Escrituras»: san Juan, en su evangelio, narra que el Señor, antes de morir, le confió a la Virgen al decirle: «He aquí a tu madre» y desde aquel momento la tomó consigo.
Según los Hechos de los Apóstoles, después de la muerte de Jesús se desencadenó en Jerusalén una persecución contra los cristianos. En consecuencia, los discípulos de Cristo se esparcieron por el mundo para predicar la palabra de Dios; san Juan llegó al Asia Menor y lo más probable es que llevó consigo a la Virgen María.
La confirmación histórica
Se precisa que la «confirmación histórica» se basa en dos pruebas: la tumba de san Juan en Éfeso y el Concilio Ecuménico celebrado en Éfeso, en el año 431, en la primera iglesia del mundo dedicada a la madre de Dios, para reconocer el dogma de la maternidad divina de María.
Además, existe la tradición oral conservada por los fieles ortodoxos del pueblo de Kirkince, descendientes de los primeros cristianos de Éfeso que llegan en peregrinación cada año para celebrar en el santuario la fiesta de la
Dormición de la Virgen María (según ortodoxos) o la Asunción (según los católicos).
Según sus antepasados hay la creencia de que María vivió y murió en este lugar, al que llamaban Panaghia Kapulu.
A partir del siglo V de nuestra era, la Casa de la Virgen María se convirtió en un importante lugar de peregrinación cristiana, señala la Unesco. El lugar es visitado, además, por ortodoxos y musulmanes. Cada 15 de agosto se celebra una ceremonia para conmemorar la Asunción de María.
Meryem Ana Evi es uno de los lugares más visitados de Éfeso, por lo que siempre hay un gentío recorriendo sus instalaciones; sin embargo, nada perturba la paz.
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