16:01 | Lima, mar. 14.
Las sucesivas crisis económicas que experimentó nuestro país en las últimas décadas, la apertura del mercado laboral y cambios en el rol de la mujer en la sociedad, economía y el hogar, han posibilitado una mayor participación de la población adulta mayor femenina en la actividad económica, principalmente en el sector micro empresarial.
De acuerdo con estimaciones del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el
11% de las personas adultas de 60 años a más en América Latina y el Caribe tiene dificultad para tomar sus propias decisiones. Dicha proporción aumenta considerablemente en los grupos de mayor edad y afecta más a las mujeres que a los hombres.
Eugenia Fernán-Zegarra, quién fue nombrada mediante un concurso público como adjunta para los
Derechos de la Mujer y también fue adjunta de Administración Estatal de la
Defensoría del Pueblo, declara desde su experiencia que si bien hay un avance significativo de la presencia de las mujeres en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad, como en cargos públicos y dirigiendo entidades privadas, aún falta abordar adecuadamente la situación de la mujer senior, educadas en un contexto sin oportunidades de desarrollo y más bien sujeta a los prejuicios y estigmas de ese de una sociedad acostumbrada a un trato desigual.
En ese contexto, a través de su proyecto dirigido a mujeres de este grupo etario, Fernán-Zegarra establece cuatro razones vitales para incentivar la participación y autonomía de la mujer senior en el Perú.
1. Derecho a tener y conservar su proyecto de vida. Es de vital importancia propiciar, y apoyar los proyectos que deseen emprender o iniciar, las mujeres senior, que tienen todo el derecho de elegir y crear estrategias y herramientas que les permita hacer frente a sus necesidades y expectativas.
2. Reconocimiento de la familia y comunidad. Es importante destacar sus capacidades y destrezas, además de su experiencia, ya que eso les ayuda a seguir fortaleciendo su autoestima y liderazgo en el ámbito que se desarrollan, siendo un factor indispensable para el desarrollo de nuestra sociedad.
3. Empoderamiento financiero. Es decir, incluirlas en la educación financiera y digital para fortalecer sus actividades productivas y con ello, propiciar su bienestar integral. Esto ayudará a que las «»mujeres adultas mayores»» sean reconocidas como agentes activos de la economía nacional.

4. Autonomía de sus decisiones. Favorecer el ejercicio pleno de sus derechos, en simultáneo, respetamos sus decisiones sustentadas en información. En esa línea, también deben contar con el apoyo o ayuda adecuada para la realización de sus actividades.
«Sin duda, la experiencia en la defensa de los derechos de las mujeres será de gran ayuda para proyectar un emprendimiento que tenga como objetivo lograr que las mujeres de la tercera edad sean adecuadamente incluidas en nuestra sociedad», refirió Fernán-Zegarra.
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