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08:43 | Lima, abr. 12.
Por Luis Zuta Dávila
Este 12 de abril se conmemora el 485 aniversario del natalicio de Garcilaso de la Vega ¿Quién fue y por qué es tan importante para la cultura peruana? A continuación, las respuestas a estas interrogantes y otras que dimensionan la trayectoria de este notable personaje cusqueño.
Biografía de Garcilaso de la Vega
Nacido en Cusco el 12 de abril de 1539 y bautizado con el nombre de Gómez Suárez de Figueroa, fue hijo del capitán español Sebastián Garcilaso de la Vega, sobrino del célebre poeta del «Siglo de Oro» español, Garcilaso de la Vega; y de la princesa inca Isabel Chimpu Ocllo, nieta del inca Túpac Yupanqui y sobrina del inca Huayna Cápac.
La privilegiada posición social de su padre, integrante de las huestes de Francisco Pizarro, le permitió recibir una esmerada educación en letras a cargo de Juan de Alcobaza. Pero también tuvo un estrecho contacto con su madre y lo más selecto de la nobleza inca, por lo que accedió a la instrucción de los amautas o sabios, quienes le transmitieron los privilegiados conocimientos acumulados hasta entonces sobre la cultura e historia inca.
Tras sobrevivir a las guerras entre los conquistadores españoles, Garcilaso de la Vega partió de Cusco rumbo a España, a la edad de 21 años. Su arriesgado periplo hacia Europa por vía terrestre y marítima lo llevó por Panamá, Cartagena de Indias (Colombia), La Habana (Cuba) y las islas Azores (Portugal). A fines de 1560 llegó a Extremadura (España), donde visitó a familiares y luego se trasladó a Córdoba, donde residía su tío Alonso de Vargas.
Un año después viajó a Madrid para solicitar a la corona y conoció al conquistador Gonzalo Silvestre, quien le suministró importante información para la redacción de su primera obra «La Florida del Inca».
Dispuesto a convertirse en capitán como su padre, Garcilaso de la Vega abandonó en 1563 el nombre de Gómez Suárez de Figueroa y en adelante firmó con el nombre con el que sería reconocido para la posteridad: Garcilaso Inca de la Vega.
Luego de participar en varias acciones militares en España, como la represión de la rebelión de los moros en Granada, al mando de Juan de Austria, Garcilaso de la Vega abandonó el ejército español al notar que no tenía posibilidades de ascender dada su condición de mestizo.
Sin embargo, la suerte de Garcilaso Inca de la Vega en el ámbito económico fue otra. Heredó una importante dote tras el fallecimiento de su madre y de su tío Alonso de Vargas, lo que le permitió dedicarse al estudio y la escritura una vez apartado de la vida militar.
Formación humanística de Garcilaso
Garcilaso de la Vega frecuentó los círculos humanísticos de Sevilla, Montilla y Córdoba, y se dedicó al estudio de historia y la lectura de los poetas clásicos y renacentistas. Producto de ese aprendizaje, Garcilaso de la Vega tradujo al castellano la obra en italiano «Diálogos de Amor», del filósofo neoplatónico León Hebreo, que se publicó en 1590.
Esta publicación lo encumbró como un importante autor y se vinculó, aunque de manera estrictamente comercial con el importante exponente de la literatura barroca, Luis de Góngora, así como con el célebre Miguel de Cervantes Saavedra, autor del «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha», quien por entonces recaudaba fondos para la corona española.
Producción bibliográfica
Asentado en Córdoba en 1591, Garcilaso de la Vega entabló contacto con el jesuita Juan de Pineda, quien le instó a preparar un comentario de la obra «Las lamentaciones de Job». En 1596 escribió la «Genealogía o Relación de García Pérez de Vargas», un célebre capitán español antepasado suyo, obra que no se publicaría sino hasta el siglo XX.
En 1605 publicó su primera gran obra, «La Florida del Inca», tras reunir valiosa información sobre la expedición del capitán español Hernando de Soto a la península de Norteamérica, entre las que destaca los testimonios de dos expedicionarios: Juan Coles y Alonso Carmona.
Cuatro años después, en 1609, Garcilaso Inca de la Vega publicó la primera parte de su obra cumbre «Comentarios Reales de los Incas», dedicada a la princesa Catalina de Portugal, duquesa de Braganza. En 1612 culminó la segunda parte de esa voluminosa redacción, que fue publicada de manera póstuma en 1617 con el título de «Historia General del Perú».
Escrito a partir de sus propios recuerdos de infancia y juventud, escuchado directamente de sus parientes, de contactos epistolares y visitas a personajes destacados del Virreinato del Perú, el relato de «Comentarios Reales de los Incas» constituye uno de los intentos más logrados, tanto conceptual como estilísticamente, de salvaguardar la memoria de las tradiciones de la civilización andina. Por esta razón es considerada su obra maestra y se la ha reconocido como el punto de partida de la literatura latinoamericana.
La segunda parte, llamada «Historia General del Perú» aborda la conquista del Perú, las guerras entre los conquistadores y la instauración del Virreinato del Perú, así como la resistencia de los incas de Vilcabamba, que culmina con la ejecución del último de estos, Túpac Amaru I, en la plaza del Cuzco en 1572. Incluye en sus páginas una rehabilitación de su padre, el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega, desprestigiado ante la corona española por haber militado en el bando del rebelde Gonzalo Pizarro durante los enfrentamientos entre las facciones de los conquistadores.
En 1612, Garcilaso de la Vega compró la Capilla de las Ánimas en la mezquita-catedral de Córdoba, donde fallece el 23 de abril de 1616, un día después del fallecimiento de Miguel de Cervantes Saavedra, y el mismo día de otro egregio exponente de la literatura inglesa y universal, William Shakespeare.
El 25 de noviembre de 1978, el rey Juan Carlos I de España entregó una arqueta que contenía una parte de las cenizas de Garcilaso Inca de la Vega, las cuales reposan actualmente en la catedral del Cusco.
Importancia de Garcilaso de la Vega para la cultura peruana
A Garcilaso Inca de la Vega se le considera el «primer mestizo biológico y cultural de América», dado que supo conciliar sus dos herencias culturales: la indígena americana y la española europea.
Al respecto, el Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, destaca los dotes de Garcilaso Inca de la Vega consumado narrador y dueño de una prosa bella y elegante. Otros destacados intelectuales peruanos como Raúl Porras Barrenechea, José de la Riva Agüero y Augusto Tamayo Vargas, así como el español Marcelino Menéndez Pelayo resaltan la descollante virtud de Garcilaso de la Vega como escritor y ensayista, así como el dominio del idioma castellano.
La contundencia de su mensaje y representación de la sociedad en su origen más profundo siguen vigentes, así como su técnica e intelectualidad que nos permiten descubrir el origen de nuestra idiosincracia como país a través de su pluma.
La casa donde vivió Garcilaso de la Vega en la ciudad de Cusco es, actualmente, sede del Museo Histórico Regional.
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